martes, 30 de abril de 2013

Promesa eterna

“Papi, no te mueras papi” repiten sus palabras en mi memoria… “papi, no te mueras papi” Lo decía incansablemente, una y otra vez… como si fuese una retahíla…“papi, no te mueras papi” había lágrimas en sus ojos, dolor en su mirada, suplica impregnada en cada sílaba…“papi, no te mueras papi” y todo ocurrió 200 años atrás…en Mildesbrough, Inglaterra.Me encontraba enfermo y con mucha fiebre, deliraba, casi no podía mantener los ojos abiertos, no comía…y si lo hacía terminaba por vomitar, había adelgazado mucho, en pocas palabras…me moría. Mi familia había quedado reducida a solo dos miembros: Seth, mi pequeño… mi hijo, de apenas seis años, y yo…Donovan. Mi amada esposa desgraciadamente había fallecido al traer al mundo a nuestro primogénito. Janet, nuestra vecina, venia algunas veces al día para saber como estaba, solía ponerme compresas de agua fría y medicarme con cuanto medicamento conociera, vivíamos a las afueras de Mildesbrough, alejados por días de un médico para que me atendiera.Recuerdo que estábamos a mediados de Julio, era de noche y mi salud empeoraba cada vez más… mi respiración era entrecorada y me costaba tomar aire pero entre tanta gravedad aun podía escuchar la voz de mi hijo pidiéndome que me quedara a su lado. "papi, no te mueras papi" Lloraba y me hablaba entre sus sollozos... y contra mi voluntad no podía hacer nada, parecía sumergido en un sueño, mis parpados pesaban apenas podía abrirlos, las palabras se ahogaban en mi garganta convirtiéndose en algo imposible de entender para mi hijo. "No me vallas a dejar… prometiste que estarías para siempre a mi lado, no me puedes dejar, papi" Pero, entre tanta confusión, me pareció escuchar la voz de un adulto, no la reconocí… y me pregunté quien sería ese desconocido que había entrado en mi casa sin pedir permiso. No llores más, niño, que la enfermedad de tu padre tiene solución. Eh, ¿Quién es usted? Shhh, soy alguien muy bueno que quiere ayudar a tu papi… Enserio… ¡¡entonces ayúdelo!! ¿Ayudarme?, como podría ayudarme aquel hombre… ¿acaso era médico?, quizás Janet había logrado que su esposo fuera por uno a la ciudad… pero eso no podía ser, el no se encontraba… entonces ¿Cómo se había enterado de mi enfermedad? Si... lo voy a ayudar… pero eso tiene un pequeño precio, ¿podrías pagarlo? Pre… precio… le daremos todo lo que podamos, verá que cuando mi papi se recupere le dará todo lo que pida… lo que yo quiero no es dinero ¿En..entonces que desea, señor? Algo más valioso que lo material que poseas. Eh… no tenemos nada más valioso, señor Mi hijo se entristeció al decir aquello, ¿algo más valioso que lo material?, era muy pequeño como para comprender eso, ¿más valioso?, ¿acaso se refería a nuestra vida? ¿mi vida… o la de mi hijo?, no… que se valla, quería decírselo pero no pude…. Estaba demasiado débil… Claro que lo tienes pequeño, y si me lo das tu padre se recuperará enseguida. Si dice que lo tengo, entonces tómelo, es suyo, pero haga que mi papi se sienta mejor.. Eso es todo lo que quería escuchar, niño Escuche que sus pasos se acercaban a mi lecho de convaleciente y sentí como se detenía cerca de donde estaba mi hijo. Eh… espere...¿qué hace señor?… ¿Qué hace? ¿Que le hace a mi hijo?… Shhh solo relájate, que esto no dolerá demasiado… ¿Dolerle? ¿Qué le estaba haciendo ese hombre a mi hijo?. Escuche algunos sonidos ahogados… me estaba desesperando.. ¿Que sucedía?… haciendo un esfuerzo sobre humano logré abrir un poco los ojos… no me agrado lo que vi.Un hombre vestido con lujosas vestimentas de pelo oscuros y largo, tanto que le cubrían el rostro, estaba cargando a Seth en brazos, su cabeza estaba inclinada hacia el cuello de mi hijo… él hacia gestos de dolor… mientras apretaba fuertemente sus ojitos…Quise gritar que lo dejará, levantarme y quitárselo de las manos pero solo pude levantar un brazo en protesta de lo que le hacia a mi hijo. Pasados unos minutos que a mi parecer fueron eternos… ese hombre soltó el cuello de mi hijo; su respiración era muy débil y podía ver como su pecho se movía... pero estaba vivo… sus ojitos se abrieron y me miraron… me sonrió… después desvió su mirada y miro al hombre… esperando que cumpliera con su palabra…El levantó una ceja y su gesto parecía una mezcla entre sorprendido e indignado, soltó con cuidado el cuerpo de mi hijo en una silla próxima a la cama, se acercó a mi con una sonrisa burlona entre sus labios… Tu hijo quiere que te recuperes… ya pago el precio… así que no me mires de esa manera ya que vas a “vivir”, solo un “poco” más… jajajajaja Sentí que sus palabras llevaban ironía y sarcasmo, y no entendía por que, mi mente, estaba fallando y ya veía borroso, “no moriré… siempre estaré aquí” fue el último pensamiento coherente que tuve; me agarró del cuello del camisón que tenía puesto y me medio incorporó sin gran esfuerzo, parecía un muñeco entre sus manos, lo ultimo que recuerdo antes de caer inconsciente son sus ojos cafés claros y… dos colmillos sumamente grandes, demasiado como para pertenecer a un humano, en su boca. Cuando desperté no sentía más dolor, estaba desorientado y los recuerdos venían a mi como imágenes, solo una vela iluminaba la estancia, pero aun así mis ojos se fueron adaptando a la oscuridad... me sorprendí, pues estaba mejor y parecía como si nunca hubiera estado al borde de la muerte.Me levanté de la cama, mis pies descalzos se desplazaron sobre la fría madera, pero aún así no lo sentí y tampoco le presté atención en ese momento, me dirigí a la habitación de mi hijo.Estaba recostado en su cama, sus brazos sobre su pecho, nunca me gustó esa postura, ya que cada vez que hacía eso solía tener pesadillas; sonreí, se pondría muy feliz cuando me viera recuperado…"no moriré… siempre estaré aquí…" le susurré, quería que me escuchara, pero no quería despertarlo. Al fin despertaste… que bien, tu cena te espera… Eh, ¿mi cena? No me había dado cuenta de su presencia hasta en el momento en que habló.Cena. Como si esa palabra fuese mágica, un hambre atroz me invadió. Me pasó una copa con vino tinto, o al menos eso pensé, la bebí…y un sabor metálico recorrió mi garganta… pero en vez de parecerme desagradable cada célula de mi cuerpo pareció gritar por más en el momento en que bebí la ultima gota. Mis ojos buscaron con desesperación más alimento y él muy amablemente me condujo donde había… Janet… sus ojos lloraron y sus labios me suplicaron por que no le hiciera daño…pero mi sentido del oído pareció desaparecer en ese momento, solo lograba percibir el latido desmesurado de su corazón… y eso era música para mi…arte, una melodía digna de escuchar… Al acabar pensé en mi hijo y me dirigí a verlo… se encontraba exactamente igual que como lo había visto… y eso no estaba bien, él siempre solía moverse en sueños.Me acerque lentamente hacia su cama y entonces me di cuenta…no respiraba…Estaba muerto.Y mi alma murió con él. Enfurecí… temblaba de ira…grité, una y muchas veces más, pero el no despertó… se veía tan pacífico, tan tierno, mi hijo… tan lindo.Mi conciencia reclamaba venganza… pero no me deje llevar, sabía que mis fuerzas eran inútiles en ese momento... así que solo deje pasar el tiempo… mucho tiempo.Cuando el momento de obtener la venganza llego no la disfruté demasiado…Ya que al decapitar a mi creador, mi maestro, a mi compañero de eternidad… el asesino de mi hijo… él… sonrió… yo quería que sufriera, pero me sonrió… y lo odié tanto como me odio a mi mismo…Ahora vivo en Los Ángeles, Estados Unidos...dos sonrisas se conservan intactas entre mis recuerdos…una de esperanza, ilusión, cariño y amor.La otra de agradecimiento, perdón, disculpa, y amor.En las dos había amor, cada uno a su manera, mi pequeño Seth me amaba como se ama a un padre, y Lewis como se ama a un hermano, y aunque me cueste admitirlo llegue a apreciarlo un poco, y a día de hoy ninguna de las dos heridas sana.Aun permanezco, intacto en el tiempo, atado a la promesa de no morir…mi salvación… su condena… mi vida… su muerte… mi eternidad… su eternidad en mi memoria…sus cabellos castaños imposibles de peinar, sus ojitos almendrados, su tierna sonrisa, su dulce voz… su eterna inocencia plasmada para siempre en mis más bellos recuerdos, son mi mayor tesoro y a la vez mi peor tormento.“papi, no te mueras papi”…y sigo aquí… .

No hay comentarios:

Publicar un comentario