lunes, 27 de octubre de 2014

Dios nos ha abandonado

Seguro que muchos de vosotros, fieles lectores de Miedo Magazine, piensan que el horror que envuelve lo paranormal no es compatible con la ciencia y su lógica matemática. Pues bien, para esos cerebritos que creen que la ciencia tiene respuestas para cualquier cosa, aquí les dejo una historia que, de seguro, despertará en vuestras almas un terror que nunca antes habíais experimentado. Esto ocurrió en la década de los 80, un individuo que gozaba de una elevada cantidad de dinero gozaba también de una...peculiar creencia, por así decirlo. Pensaba que, el ser humano nunca podría acercarse a Dios debido a que, según creía, los sentidos del ser humano (gusto, oído, vista, tacto y olfato) anulaban su percepción sensorial. Así pues, junto a un grupo de científicos sin escrúpulos (los cuales compartían las mismas ideas que el sujeto)comenzó una serie de experimentos que consistían en anular todos los sentidos de una persona humana y estudiar su evolución. Para tal fin, convencieron a un hombre bastante mayor, sin familia ni amigos, el cual dijo textualmente que su vida ya no tenía sentido y que no le importaba lo que le pasase. De ese modo, los científicos pudieron iniciar el experimento, consiguiendo quirúrgicamente, anular todos y cada uno de sus sentidos,quemando mediante agujas al rojo vivo ciertos puntos del cerebro de aquel hombre. Tras aquella operación, el hombre fue alojado en una habitación monitoreada, desde la cual era observado y estudiado por los científicos que participaban en el experimento. Durante los días posteriores, el sujeto estuvo relatando a diario lo que sentía y experimentaba a aquellos científicos, explicando que, de alguna forma, podía sentir y ver siluetas, así como escuchar voces de personas que habían fallecido y que tenían algún tipo de mensaje que dar desde el más allá. Los días pasaron, y cada día los relatos del sujeto de experimento se repetían, llegando incluso a sorprender a alguno de los científicos que lo estudiaban, revelando nombres de familiares fallecidos de los propios científicos...un padre, una esposa, un hijo, etc. No contentos con eso, los científicos decidieron continuar con el experimento, y los días continuaron pasando, hasta que, una noche, el sujeto de prueba despertó sobresaltado, gritando de terror, manoseando y pataleando y llorando a lágrima viva. Fueron necesarios varios minutos para calmarlo, y cuando finalmente lo consiguieron, sujetándolo con fuerza y asegurándole que no estaba solo y que ellos estaban allí con él, le preguntaron qué le sucedía, el hombre intentó mediante gestos y entre sollozos explicar algo que era indescriptible con palabras. Según él, en la habitación habían aparecido unas sombras deformes, oscuras y siniestras, nada parecido a lo que había vivido días atrás, las cuales trataban de agarrarlo con manos frías y desagradables, las cuales podía sentir en su piel, decía, y que le clavaban sus dedos como cuchillos de hielo. El hombre, asustado, fué finalmente sedado por los científicos allí presentes pues era incapaz de calmarse, pero pasaron los días y la cosa sólo fué a peor, pues en un punto ni siquiera los calmantes le hacían efecto, pues seguía despertando entre gritos y llanos de pura angustia y horror repitiendo que las sombras estaban allí, que podía verlas, oírlas y sentirlas. Aquel suceso provocó que varios de los científicos que participaban en aquel inhumano proyecto abandonaran el experimento y dejaran el lugar, pero los que se quedaron, quizás porque fueron presionados o porque su curiosidad superaba su miedo, decidieron ir más allá y continuar con el experimento. Finalmente, tras varias noches horribles, una mañana los científicos fueron a visitar al sujeto de prueba, pues no había dado señales de movimiento ni problema alguno la noche anterior, y lo que encontraron al abrir la puerta fue terrible. El hombre, tras otra visita de aquellas siniestras sombras que trataban de agarrarlo, se había arrancado a mordiscos la piel de sus brazos en un triste intento por cortarse las venas y suicidarse. Cuando los científicos corrieron a socorrerle y tratar de ayudarlo, el sujeto agarró con todas sus fuerzas el brazo de uno de ellos y, con sus ojos blanquecinos y ciegos clavados en los del científico como si pudiera verlo, y con la voz desgarrada y hundida le dijo "He visto a Dios, y nos ha abandonado...a todos" exhalando posteriormente su último aliento y cayendo en la cama, sin vida.


Si la historia les gustó, no se pierdan éste domingo las historias especiales que Miedo Magazine publicará como celebración de mi festividad favorita del año...¡¡HALLOWEEN!! Buenas noches y felices pesadillas