domingo, 28 de abril de 2013

La presencia nocturna

Hoy es 28, es un día muy especial que aunque las circunstancias no me permiten celebrar como me gustaría, al menos quiero dedicar ésta historia a esa persona sin la cual todo ésto no sería posible. Está basada en una experiencia real,espero que la disfruten. Gracias y felices pesadillas. Hace varios años, en un pequeño pueblo perdido de la sierra norte de Asturias, una pequeña familia compuesta por tres miembros: Pablo, su esposa y su hija de apenas 6 años se mudaron a vivir a una humilde cabaña junto al bosque. Pablo trabajaba de noche,por lo que su esposa se quedaba a cuidar de la pequeña durante las horas nocturnas. Una noche, mientras terminaba de recoger los restos de la cena, le pareció oír un ruido que provenía del exterior. Se asomó a la ventana de la cocina, pero debido a la oscuridad no pudo distinguir nada, así que pensó que se trataba del viento y continuó con su tarea...hasta que algo de fuera llamó su atención. Levantó la cabeza y pudo distinguir unos brillantes ojos entre los árboles, pero pronto los perdió de vista, así que se tranquilizó a sí misma diciéndose que probablemente se trataría de un perro salvaje,o quizá algún pájaro nocturno, por ejemplo, un búho. Aun así no conseguía tranquilizarse, y decidió subir a la habitación de su hija, para comprobar que estaba bien. En efecto, al abrir la puerta con cuidado pudo ver que su pequeña hija dormía plácidamente acurrucada en su cama, y sonreía, lo cual hizo pensar a su madre que estaba teniendo un buen sueño. Al bajar, decidió tranquilizarse viendo un poco el televisor, pero cuando se dirigió al salón, se percató de que, desde una esquina de la ventana, era vigilada por un rostro espeluznante,pues aunque parecía humano, tenía unos grandes y brillantes ojos y unos largos, fuertes y afilados dientes. La mujer salió corriendo a buscar una linterna, abrió la ventana y se asomó al exterior, pero allí no había nada ni nadie...lo que quisiera que hubiera sido aquella cosa, ya se había ido. Cuando Pablo llegó, su mujer lo abrazó, asustada, y le dijo lo que había vivido, entonces éste agarró una linterna salió de la casa y rodeo el jardín, ala búsqueda de lo que fuera que hubiera visto su mujer, pero tampoco encontró nada, así que le dijo a ésta que se acostara, pues debía estar cansada y era tarde. a la mañana siguiente, Pablo decidió salir a echar un vistazo en el bosque cercano a su lugar de residencia, pero no encontró indicios de que allí hubiera ninguna criatura fuera de la común. Esa misma noche, cuando Pablo volvió a irse a trabajar, su mujer acostó a la pequeña, y enseguida comenzó de nuevo a hacer sus tareas, aunque cada poco tiempo miraba por la ventana para comprobar que todo estaba en orden en el exterior. Cuando terminó sus tareas, se dispuso a acostarse, pero, al entrar en su habitación, la criatura se encontraba allí, tras la ventana, observándola con sus inquietantes ojos. ¿Cómo había llegado ahí arriba? Rápidamente, la mujer corrió hasta la habitación de su hija, cerró la ventana a cal y canto y la puerta también, apagó las luces pensando en que así estaría en igualdad de condiciones que la criatura y quedó mirando hacia la ventana...donde de repente volvió a aparecer la criatura, solo que ésa vez tenía sus garras que parecían manos humanas pegadas al cristal, y se apoyaba sobre sus patas traseras. La mujer levantó a su hija de la cama, corrió las cortinas, agarró su móvil y llamó rápidamente a la policía local. Cuando Pablo volvió a casa, se asustó al ver un coche patrulla aparcado frente a su puerta, y enseguida preguntó qué pasaba. Los agentes le explicaron que habían recibido la llamada de su mujer y habían registrado la casa y los alrededores, pero no habían encontrado nada ni nadie que se pareciera a la criatura que ella les había descrito. Entonces, Pablo se disculpó con los agentes por las molestias, y una vez que se fueron, trató de tranquilizar a su mujer y decirle que todo aquello era producto de su imaginación, pero sólo consiguió que esta se enfadara con él porque no la creía y se fuera,llorando. La noche siguiente nevó, y Pablo pidió a Luis, un viejo amigo suyo, que se quedara en su casa para hacer compañía a su mujer durante su ausencia, y éste llegó poco antes de que Pablo se fuera a trabajar. Pablo contó a Luis la historia de su mujer y le dijo que la cuidara y le avisara si veía algo extraño. Una vez se despidió de su mujer y su amigo, Pablo se dirigió a su coche. La noche hacía que el lugar, situado en la sierra, fuera muy oscuro y Pablo necesitaba una linterna para poder ver con claridad. No vio nada fuera de lo común mientras se dirigía al coche. Se sentó frente al volante, se puso su cinturón de seguridad y puso el motor en marcha. Pero entonces se detuvo, y se dio cuenta de que el espejo retrovisor estaba torcido, así que, con la palanca interna comenzó a cambiar la posición del retrovisor...y cuando consiguió enderezarlo...pudo distinguir como una criatura peluda de ojos amarillos le observaba amenazante desde DETRÁS del vehículo. Pablo dio un grito ahogado, se quitó el cinturón, abrió la puerta, encendió la linterna y apuntó hacia la parte trasera del coche...pero nada. Rápidamente, Pablo volvió al a casa, entró en ella a todo correr y agarró de su armario un rifle que usaba en su época de cazador, alertó a Luis para que lo acompañara, cerraron la puerta por dentro a cal y canto y rodearon la casa con las linternas y armados con el rifle, descubriendo en la parte trasera lo que parecían unas huellas de sangre plasmadas sobre la blanca nieve que parecían más de bestia que de humano. Además, Pablo descubrió que aquellas huellas venían del saliente que daba a la ventana de su dormitorio y el de su hija. Pero entre las huellas del saliente y las del suelo había una distancia de más de 7 metros...¿Qué clase de ser podría hacer una cosa así? Durante 3 meses, Pablo y Luis investigaron los alrededores de la casa, y una noche descubrieron las mismas huellas que había junto a la casa, y las siguieron...pero terminaron por llevarlos hacia una cabaña abandonada en mitad del bosque. Llamaron, pero no contesto nadie, así que avisaron a la policía y preguntaron por el habitante de aquella cabaña. Descubrieron que quien vivía allí no era otro que un viejo mecánico solitario y gruñón, que apenas hablaba con los del pueblo, así que a Pablo se le ocurrió pasarse por el taller del pueblo con la excusa de ir a reparar una rueda. Cuando el encargado cogió la rueda, se volvió al taller y gritó "¡Eh,Jorge, tienes trabajo!" y tanto Pablo como Luis pudieron observar como un hombre mayor, de unos 70 años, delgado y de unos 1,93 metros de altura salió de entre las sombras, agarró la rueda con un brazo y volvió a una esquina, como si pretendiera que no le vieran. Pero antes de que se fuera, Pablo pudo ver que la mirada de aquel anciano desprendía terror, pues tenía unos inquietantes ojos amarillos que helaban la sangre cuando te miraban. Una vez salieron del taller, Luis comentó que al menos ya sabían que el anciano y dueño de la cabaña del bosque se llamaba Jorge y que posiblemente no supiera nada de la criatura. Las apariciones de la criatura cesaron durante los 3 días posteriores a la visita de Pablo al taller, al cabo de los cuales un agente de policía se presentó en casa de Pablo y le dijo que Jorge, el mecánico, había muerto hacía 3 días, y que habían descubierto algo en su casa que quizá podría interesarle, así que Pablo acompañó al agente hasta la cabaña del difunto Jorge, donde descubrió una habitación vacía, construída con planchas de acero muy resistentes y en la cual se encontraban 4 grandes cadenas con grilletes que las unían a la pared. Los grilletes eran enormes y el agente explicó que tal vez Jorge guardaba allí a un animal muy grande, muy fuerte y muy peligroso, pero cuando Pablo salió de aquel lugar, sabía perfectamente que tanto él como los agentes de policía pensaban lo mismo, pero nadie se atrevía a decirlo...y esque Jorge no era un anciano normal...era un hombre lobo.